viernes, 5 de febrero de 2010

A las cosas por su nombre.

Fueron tiempos duros, las familias tenían que ser muy ingeniosas para mantenerse ya que la recesión había dejado desempleados a miles de trabajadores.
Esta madre de familia en particular se apoyo mucho en el internet, no para encontrar formas de generar ingresos desde la red, como suele hacerse hoy en día, sino para encontrar nuevas formas de supervivencia.
Se topó con algunas opciones interesantes pero fue una en especial la que les cambio la vida...

La Sra. Gil, sempiterna soñadora del Restaurant propio, encontró que en un país americano y con el propósito de recaudar fondos, sus habitantes realizaban reuniones bailables de fin de semana. La familia alquilaba un potente equipo de sonido, compraba no pocas cajas de cerveza, mandaba a imprimir una cantidad determinada de tarjetas de invitación que repartía mayoritariamente en el barrio y  que tenía un costo asequible a cambio del cual el asistente tendría derecho no sólo al ingreso a esta amena reunión sino a degustar de un exquisito plato de comida.
Se tratababa de la "Pollada", un pollo frito o la parrilla aderezado de manera muy peculiar cuyos ingredientes y preparación no fueron un problema para la emprendedora Sra. Gil.
No pasó mucho tiempo para que en el garage de la casa hiciera su primera "Pollada" ni pasó mucho más para que, animada por su familia, hiciera realidad el sueño del restaurant propio, sólo que éste se caracterizaría únicamente por el expendio del plato que la había sacado de la pobreza.
En honor a él y en honor a su familia puso por nombre a su restaurant: "Gil & Polladas".
Recibía comenzales de todas las provincias del país.. se hizo tan conocida como la parrilla argentina o como la caldosa de kike y marina en Cuba. Llegaron a tener tres locales.
Eran las polladas de los Gil aunque muchos iban sólo por conocer sus Gil&polladas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me demoré un poco en entender lo de Gilipolladas... pero está muy buena!!